Barcelona dice basta y pone coto a la proliferación de tiendas cannábicas (growshops, dedicados a los productos para cultivo y consumo de cannabis), tiendas de accesorios de móviles y salones de manicura y pedicura en Ciutat Vella, el distrito más céntrico y presionado por el turismo. Pese a los sucesivos planes de usos que se han aplicado en el distrito, que buscan precisamente equilibrar la oferta comercial y de ocio, estas tres tipologías de comercio habían encontrado un vacío por el que colarse. En anteriores planes se intentó poner fin al frenesí de tiendas de souvenirs, supermercados 24 horas, discotecas o locales de degustación que eran bares encubiertos. Formalmente, lo que hace el Ayuntamiento también esta vez es acordar la suspensión de licencias de nuevas aperturas en todo el distrito y una suspensión específica para nuevas aperturas en la Rambla, la calle más conocida de la ciudad, que está en pleno proceso de transformación, con una gran obra. El anuncio llega un día antes de la gran manifestación convocada en el centro de la ciudad contra la actividad turística.
La medida se enmarca en el proceso de revisión de la ordenanza de actividades, y se concretará en la creación de nuevos epígrafes diferenciados, para “mejorar el control de estas actividades en la ciudad”, ha anunciado el Gobierno del alcalde Jaume Collboni este viernes. Los growshops, tiendas de carcasas de móviles y salones de pedicura y manicura se abrían hasta la fecha con el paraguas de epígrafes genéricos como floristería, herboristería, parafarmacia, cigarrillos electrónicos, perfumería, tiendas de móviles, peluquerías u otros tratamientos de belleza.
La restricción de estas licencias tendrá una vigencia de un año, durante el que se “abordará una regulación más profunda de la normativa de habilitaciones comerciales y económicas en el distrito”. El objetivo final es redactar un nuevo Plan de Usos para el distrito y la Rambla “para proteger el comercio local de proximidad, diversificar la oferta comercial y evitar el monocultivo de actividad económica enfocada al turismo”. Una oferta, las tiendas de proximidad, que en las últimas décadas ha prácticamente desaparecido de las zonas más tensionadas, pese a los anteriores intentos de protegerla.
En el caso específico de la Rambla, la suspensión busca estabilizar y renovar la oferta comercial, cultural y de actividades de ocio. Esta conocida vía fue la primera calle de la ciudad en tener un plan de usos específico, que ya regula la implantación de actividades “para fomentar las tiendas vinculadas a las industrias culturales, restringe las actividades hoteleras, de restauración y ocio nocturno, al tiempo que fomenta la calidad de las actividades de restauración y limitan la implantación de nuevo comercio alimentario y viviendas de uso turístico”, señala el consistorio, aunque la oferta se sigue caracterizando por tiendas pensadas para turistas, sean grandes marcas, de restauración, alimentación (turrones o jamón) o de souvernirs.
Fuente: El Pais